Buenas noches!!
Tengo un rato para dedicaros un momento y qué mejor forma que dejaros algo que he escrito hace tan sólo unos minutos, espero que os guste.
Escuchaba cómo golpeaban sin parar la ventana. El cielo encogido, las nubes enfurecidas y dejando caer todo el agua que contenían, miles de gotas que con la fuerza del viento eran empujadas hacia mi ventana.
En aquel momento se fue la luz. Busqué bailando con la oscuridad la caja de cerillas y una vela que siempre guardaba en el cajón. Rocé aquella cerilla escogida por la superficie rugosa de la caja y la prendí. Su llama iluminó aquella habitación y pude encender la vela. Me detuve en el medio de la habitación. Los minutos pasaban y mi baile con la oscuridad seguía su curso aunque ahora con un poco más de visibilidad gracias a aquella cerilla.
Me tumbé en la cama, las ideas y los pensamientos se fueron generando en mi mente. Realmente aquella cerilla había proporcionado una luz, un camino que decidí seguir. Pronto llegué a una conclusión muy simple, todos contenemos una mente privilegiada capaz de ser como esa cerilla, generando miles de ideas a la vez, miles de luces que nos permitirán seguir un camino, alumbrando esas ideas y llegando a decidir aquellas que son más correctas gracias a su potencia de luz.
¿Por qué nos paramos y nos conformamos con la primera luz que aparece en nuestra mente?, ¿por qué no esperamos a que aparezcan más luces?, ¿por qué no esperamos a que más cerillas engendren su luz y a partir de ellas emprender un camino más seguro?. Dediquemos más tiempo a ejercitar nuestra mente, todo el mundo tiene una mente privilegiada, llena de ideas que no utilizamos y que si pusiéramos en funcionamiento mejoraríamos como personas. Y además, cuando digo todo el mundo, me refiero a absolutamente todos. Incluso un niño de 4 años puede tener una idea mucho más creativa que un adulto, pero por su edad no es considerada como una buena idea, ¿por qué?.
Evidenciemos que pensamos, evidenciemos que somos cerillas, encendamos las luces, encendamos la vida.
José Ángel Moya
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